
Si hay un momento en la vida de cada persona en el que te sientes como en el filo de la navaja, es en las “entrevistas de trabajo”. La mayoría ya hemos pasado por eso alguna vez. Es un momento fatídico en el que te lo juegas todo a una carta y no sabes si vas a ganar o perder. Y si encima ganas, el premio que te pueda tocar a lo mejor después lo maldices toda tu vida. A ver a quien no lo han llamado para hacer una entrevista de trabajo y te han citado a las 9 o de 9 a 10 ennnh? . Tu llegas así recién duchao, mas limpio que el cuarto de baño del Bob esponja. Primero te levantas dos horas antes para asegurarte de que todo va a ir bien. Te tomas tu tiempo para arreglarte delante del espejo, ensayando posturas, morritos, como sentarte y demás cosas que nos aconsejan, que pareces que tienes el síndrome de gilipollez matutino ese que cuando te despiertan no sabes a donde vas. Que si te despiertan para ir al trabajo te vas al frigorífico y lo abres y te quieres meter dentro creyendo que sales por la puerta de tu casa.
Pues te pegas así un tiempo con el espejo, ahora asii, ahora asíiii ,venga ojitos pa kaaa, venga boquita pa yayaaa, haces esto, y ahora lo contrario, y cuando te das cuenta se te hace tarde y sales corriendo y llegas echo un guarro, sudando y con la ropa empapada y por fuera como si vinieras de un after de esos de bailar.
Preguntas allí y lo primero que te dicen es: -espera un momento que todavía no ha llegado- jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrrr ahí estaaa predicando con el ejemplo.
Pero de ¿Dónde sacarán a los entrevistadores ennnhhh?, una persona que te debe juzgar en el momento pero que tu enseguida te das cuenta de que no las gustao. Y esas preguntas tan raras que te hacen, ¿Son de verdad? ¿Son para romper el hielo? ¿O es que hacen un casting especial para entrevistadores y encontrar a gente “especial”-lalooo, lalooo-? Te dejan mas frío que el jacuzzi del yeti.
El entrevistador cuando te tiene delante te mira de arriba abajo y te invita a sentarte, saca el currículo que previamente has dejado allí tres mil veces para que se dignen a llamarte y empieza ha hacerte la pregunta del millón: “cuéntame así por encima que es lo que has estado haciendo. ¿Qué experiencia laboral tienes?”. Yo por ejemplo me quedo blanco, porque “así por encima” de la mesa le dejao la papelería de mi barrio entera con mi triste vida laboral impresa con cartuchos de sudor y tinta para que me pregunte eso.
Y tu vas y se lo cuentas, y al ver como suena en voz alta no sabes si seguir o irte a reírte de tu vecino que esta peor que tu. Otra pregunta que también te hacen mucho es -¿Porque has venido a buscar trabajo?- . Dan ganas de meterle con un remo pero lo mejor es contestar pero ¿que le dices? ¿Es porque es diver y me lo paso chupiiii? o ¿Es que es mi hobby preferido y esta superway? (Hobby= pasatiempo que no un enano de la tierra media) y te van preguntando ¿Tienes coche? NO ¿Tienes carne de conducir? Tienes idea de word, access, motores de propulsión, modelamiento del vidrio en frío o circuitos electrónicos de microprocesadores de última generación? NO, pero me acuerdo de donde vivo aun y de tu puñetera madre- .Y te suelta ese: -pues necesitamos una persona que al menos sepa aparcar un trasatlántico en una piscina toys en día de marejada- y te preguntas tú ¿Para que coño tienes un currículo delante? ¿Ves acaso en mis conocimientos algo de todo eso que ha mencionado? ¿Sabrá leer? ¿Vendría también de un after de esos? ¿Si hubiera puesto una foto de Ronaldinho en vez de la mía se hubiera dao cuenta?
Y una vez que te revienta todas las esperanzas e ilusiones te pregunta ¿tendrías total disponibilidad?
En ese caso no sabes si jugártela al 50%, o pedir el comodín del publico o mas bien decir “paso palabra”.