Estos últimos días son para mi esclarecedores totalmente de lo que significa este país, no ya por la mierda que mueve el tema del PP (Gürtel) , su forma de gobernar el país (para los ricos), ni la posible desimputación de la infanta después de que su marido haya metido en su propia casa matrimonial millones de euros negros y la muchacha tenga la poca vergüenza de decir que no sabía nada de nada. Tampoco por que la misma guardia civil sea responsable de la muerte por ahogamiento de una decena de inmigrantes, siendo blancos flotantes en un mar para sus fusiles de balas de goma y gases antidisturbios. Da vergüenza ajena oír como el general Tejero, golpista fracasado, que intentó volver a la dictadura a fuerza de pistola se reune a celebrar en una cena el 23-F con sus otros camaradas ya condenados y liberados antes de tiempo de sus condenas por traición. Ni todo eso, ni los abuelos a los que los bancos han desplumado con las preferentes sus ahorros de toda una vida, ni los crímenes de guerra del franquismo, ni los que siguen resfregando y jactándose de sus símbolos en despachos o instituciones públicas mientras maniatan a jueces o los hunden inhabilitándolos, nadie, aquí nadie paga por mearse encima de la ley y la constitución que las rige, nadie dimite, nadie les pega una colleja pública y les obliga a dimitir u humillarse pidiendo perdón. Esto es el coño de una tal Bernarda a la que nombramos cuando aparecen situaciones como estas, situaciones que son mas propias de las películas de Liesle Nielsen o de los hermanos Marx, surrealistas, bochornosas, pero esos eran payasos cinematográficos con mucho talento y los otros son payasos sin ninguna cualidad personal que se les pueda sacar provecho, porque son sencillamente unos inútiles que estorban al ritmo natural de la vida y carecen de gracia.
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